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Prisioneros de la Luna


Capítulo 1.

El segundo aniversario.

-Aún lo recuerdo como si hubiese pasado ayer… - Le dijo Noah a su hermano mientras observaba el cielo sobre el césped del jardín trasero.

-Hoy se cumplen dos años de su desaparición. Y aún no sabemos nada de ellos… - Bajó su vista y miró una vez más la fotografía que sujetaba con sus manos en la que estaban sus padres.

-Los encontraremos. De eso estoy seguro-Una lágrima se desprendía de su ojo derecho para escabullirse por su mejilla y luego caer en el suelo.

La noche se encontraba repleta de estrellas de un azul intenso. La luna llena observaba desde lo más alto del cielo. Con su poderosa luz iluminaba al mar que se encontraba a unas pocas cuadras de ahí.

La noche es tan cálida y silenciosa que hasta se podía oír a la leve ventisca. Aquel veintisiete de enero es el día más triste para ambos desde hace ya dos años.

-Ya está la cena lista. –Dijo su primo Ethan asomado desde la ventana del comedor.

Entraron a la casa y se sentaron en la mesa del comedor. Ethan preparó un delicioso plato para aquella noche tan especial.

-Sé que es difícil para ustedes todo esto. Para mí también lo es. Pero debemos mantenernos unidos. Juntos los encontraremos. Luego de la muerte de mis padres ellos fueron quienes me protegieron de todo mal. Lo que necesiten, sea lo que sea, saben que cuentan conmigo.

-Lo sabemos –Dijo Pierce, el hermano mayor-. Pero sabes bien que no podemos quedarnos aquí por mucho tiempo. Hemos venido para recolectar la información que tienes sobre ellos. Y luego continuaremos con la búsqueda.

-Muy bien. Entonces no debemos perder mucho tiempo más. Pero ahora no nos preocupemos por esto. Al menos no en esta noche.

La cena fue concluyendo y una campanada de la iglesia de enfrente anunciaba la medianoche.

Pierce se tomó fuertemente el pecho y con su otra mano trató de sujetarse del mantel pero cayó junto con él al suelo.

-¡¡Pierce!! –Gritó Ethan al verlo caer.

-¿Qué te sucede? –Le preguntó temeroso Noah al ver a su hermano en el suelo. Su cuerpo estaba completamente sudado.

Entre los dos sujetaron a Pierce que se sacudía desesperadamente del dolor. De su boca salía una especie de espuma blanca y sangre. No dejaba de gritar a causa del intenso dolor.

-¡Esto mismo le sucedió el año pasado! –Le dijo exaltado Noah a Ethan -¡El mismo día y exactamente a la misma hora!

Pierce arrancó con las manos su remera y de la desesperación comenzó a rasguñarse el pecho abriéndose heridas.

-¡Sujétale las manos Noah!

Ethan corrió a buscar una soga. Juntó sus muñecas y las ató fuertemente para que ya no pueda lastimarse.

Los gritos continuaban y el dolor era cada vez más intenso.

-¡¿Ethan qué es lo que está sucediendo ahí?! – Preguntaba desesperado Owen Yaz mientras golpeaba a la puerta para que lo escuche.

-Ábrele la puerta Noah. Es un vecino y viejo amigo mío.

Owen entró corriendo y se encontró con Ethan sujetando a Pierce con desesperación.

-¡Dios mío hay que llevarlo al hospital! –Dijo su amigo –Llévenlo a la calle, yo voy a buscar mi camioneta.

Entre Ethan y Noah lo llevaron y vieron a Owen llegar.

-Rápido súbanlo no hay tiempo que perder.

Los tres se subieron en la camioneta y se dirigieron al hospital.

Allí lo atendieron apresuradamente. Los demás se quedaron esperando a que el médico les diga qué es lo que tenía.

Una hora después el doctor llamó a su hermano.

-¿Cómo está?

-No lo sé… -Le dijo preocupado -. Es extraño. Nunca antes tuvimos un caso así. Los síntomas que tiene no son comunes. Ahora se encuentra sedado. Pero no podíamos tranquilizarlo con nada. Tuvimos que aplicarle el triple de la dosis normal. Ahora tiene que descansar y mañana cuando despierte veremos si continúa con el mismo dolor. Mientras tanto lo examinaremos.

-Muy bien yo me quedaré aquí toda la noche –Dijo Ethan.

-Ambos lo haremos. Es mi hermano.

-Owen vuelve a descansar. Nosotros nos encargaremos.

-Muy bien. Si necesitan algo llámenme que vendré enseguida. Avísame apenas tengas nuevas noticias.

Owen se marchó y Ethan se quedó esperando al igual que Noah.

Se quedaron toda la noche.

Ya habían pasado horas del surgimiento del amanecer y fue cuando vieron a Pierce salir caminando de su habitación.

-¿Pierce como te sientes? –Le preguntó su primo.

-Bien. Los síntomas mejoraron una vez que salió el sol. Aunque los doctores no supieron decirme qué es lo que tengo…

-¿Te dejaron ir sin saber que te pasó? – Le pregunto Noah.

-Dijeron que ya estoy bien. Si vuelvo a tener dolor en el pecho que regrese. No saben que me sucedió. Fue extraño hasta para ellos. Mejor volvamos a la casa así nos informas sobre lo que encontraste –Le dijo Pierce a Ethan.

Regresaron a la casa y se sentaron en el comedor. Ethan fue en busca de unos documentos y volvió.

-Aquí esta toda la información que reuní. Al parecer en un pequeño pueblo a cuatrocientos kilómetros de distancia llamado “Escipion” deben encontrar a un hombre cuyo nombre es Mikáil. Es el dueño de un pequeño bar situado en el centro del pueblo. Él parece haber tenido contacto con sus padres el año pasado. Les ofreció hospedaje por un tiempo ya que también es el dueño de un viejo hotel.

-Muy bien. Entonces partiremos por la tarde en busca de “Mikáil” –Dijo Pierce con una sonrisa arrogante. Tenía la sensación de que le dará la información necesaria.

Almorzaron y luego prepararon las cosas para el viaje.

-¿Ethan tendrás almiento y bebida? –Preguntó Pierce ya que sabe que no volverán al menos por un tiempo.

-Ya les traigo-Se fue por unos minutos y volvió con bolsas llenas de botellas y latas con alimento-. También quiero que acepten esto-Coloca sobre la mano de Pierce un fajo de dinero-. Lo necesitarán.

-Gracias. Llámanos apenas tengas nuevas noticias. Volveremos algún día.

-Y espero que sea con sus padres-Ethan con una triste sonrisa abrazó a Pierce y luego a Noah.

-Estamos listos-Dijo Noah mientras cargaba el bolso con las provisiones.

Pierce coloca el bolso en el baúl de su Camaro dorado del 1970 con techo negro. Aquel auto se encontraba impecable. Le pertenecía a su abuelo.

-Muy bien es hora de marcharnos –Dijo Noah y se despidió de Ethan al igual que Pierce.

Pierce puso el auto en marcha y partieron en busca de Mikáil. Ethan se quedó allí parado en el jardín observando cómo se alejaban. Estará impaciente esperando su regreso…

-Debes agarrar la calle principal y derecho saldremos a la ruta. Una vez allí Ethan nos dio un pequeño mapa con las indicaciones –Dijo Noah.

-Lleguemos lo antes posible al pueblo- Dejó caer el pie sobre el acelerador y el motor del Camaro rugió con gran fuerza.

-¿Crees que los encontraremos? –Le preguntó Noah un poco desesperanzado-. Ya fuimos por varios pueblos y ciudades y aún no sabemos nada de ellos…

-Algo me dice que esta vez tendremos una respuesta-. Lo miró con una sonrisa y continuó-.Esta vez el destino estará de nuestro lado.

-Espero que tengas la razón.

La tarde fue consumiéndose a medida que viajaban por la ruta.

No hablaron durante horas. A Pierce no le agradaba hablar de más y Noah lo sabía mejor que nadie.

Un cartel al costado de la ruta decía “Escipion a 100kms”. Ya se encontraban cerca. El corazón de Noah latía con un poco más de prisa. Aún existía la posibilidad de encontrar a sus padres. El sol ya se ocultó bajo la manta del horizonte y la luna se dejó observar entre las estrellas.

La ruta vacía marcaba el camino de su destino. A los costados no hay más que pasto y árboles.

Luego de un poco más de media hora podía visualizarse la entrada al pueblo, un camino de tierra que se oculta entre los árboles y un letrero de madera que dice “Bienvenidos a Escipion”.

Una calle de asfalto atravesaba la entrada sencilla. Se desviaron de la ruta para adentrarse en el pueblo. Noah no vía las horas de llegar y terminar con tanta intriga. ¿Si sus padres estaban ahí? Y vuelve a surgirle la pregunta que se hace todos los días desde que se fueron... ¿Por qué los abandonaron?

A unos pocos kilómetros se encontraba el pueblo. Pierce, con su mirada fría no expresaba ningún tipo de sentimiento.

Una gota de lluvia se estrelló contra el parabrisas. Luego otra y otra...

-Abra una tormenta-Dijo Pierce luego de mucho tiempo sin hablar-.Tendremos que dormir en este pueblo.

-Lo que haga falta lo haré. Lo único que me interesa es encontrar a nuestros padres.

Pierce acelera un poco más y aprieta el volante con fuerza. En su rostro podía verse una mezcla disgusto y el enojo. Observó a su hermano y levantándole la voz le dijo.

-¡¿Por qué estás tan interesado en encontrar a nuestros padres?!

-Porque por más que nos hayan dejado siguen siendo nuestros padres. Ellos nos criaron y nos enseñaron lo que sabemos. Y creo que tenían una buena razón como para abandonarnos…-Se detuvo a observar a la lluvia y continuó-¿Cuáles son tus motivos?

-Yo tengo mis propios motivos...-Pierce siempre fue muy reservado y casi nunca se puede saber realmente lo que siente o piensa.

Noah continúa mirando al cielo con una mirada triste.

-Se aproxima una tormenta…

La conversación concluyó. Todas las estrellas se ocultaron detrás de las grises y gigantescas nubes. El cielo lloraba al igual que el corazón de los dos hermanos. Noah no soportaba el silencio de Pierce pero lo respetaba ya que empezó a ser así hace dos años atrás a partir de aquella noche tan especial. Sabía que un secreto oculta detrás de todo esto. Pierce no tenía las mismas razones que su hermano para encontrar a sus padres. Pero desconocía cuales eran.

La lluvia era cada vez más intensa. Los relámpagos y los truenos comenzaron a hacerse notar en aquella fría noche.

Llegaron al pueblo y la poca gente que había bajo la lluvia observaba a los nuevos visitantes. Una nena de cinco años aproximadamente los saludaba sonriente mientras tomaba a su madre con la otra mano. Las calles de asfalto y las casas acompañadas de preciosos jardines hacían de aquel pueblo un lugar hermoso.

-Preguntemos a alguna de estas personas donde se encuentra la plaza principal-.Dijo Pierce.

Se detuvieron un segundo y fue Noah quien le preguntó a una anciana que se encontraba caminando lentamente con su paraguas azul.

-Disculpe… ¿Dónde se encuentra el centro del pueblo? –Le preguntó amablemente. La anciana se le quedó mirando por unos segundos-Es que no somos de aquí y nos preguntábamos…

-Donde se encuentra el centro del pueblo-Le dijo sonriente-. Sigue derecho y en la primera esquina dobla a la derecha-Se puso la mano en su mentón y con un rostro pensante siguió-. Haz cinco cuadras y dobla a la izquierda. Luego serán unas ocho cuadras y llegarás.

-Gracias-Le devolvió la sonrisa y se marcharon.

Como dijo la anciana, doblaron a la derecha al llegar a la esquina y luego a la izquierda ocho cuadras más.

Algún que otro café, librerías, tiendas de ropa, bares y hasta tiendas de antigüedades había en ese sitio. Pero no lograban encontrar el lugar que ellos buscaban. Luego de tres cuadras lo encontraron. Era antiguo y era el único bar que se estaba cerrado.

-Bajemos y toquemos la puerta para ver si alguien nos abre…-Dijo Noah.

Estacionó el auto Pierce y ambos bajaron y se dirigieron hacia la puerta de madera. Golpearon pero nada. Lo volvieron a intentar y no tuvieron respuesta. Luego aplaudieron y lo mismo. Trataron de observar a través de la puerta pero no había ni un poco de luz. Al parecer no había nadie.

-Yo no puedo creer esto-Dijo Noah decepcionado-. ¡Es lo único que faltaba!

-Vayamos a preguntar en el bar de al lado. Quizás tengan alguna respuesta…

-Espero que la tengan-La voz de Noah fue apagándose al igual que sus esperanzas.

Entraron al bar que estaba a su derecha, no había mucha gente. Se acercaron a la barra y le dijo Noah al camarero.

-Disculpe estamos buscando a Mikáil. Según tenemos entendido es el dueño del bar que esta junto a este.

-Así es… ¿Para qué lo buscan?

-Creemos que tiene información acerca del paradero de nuestros padres. Mi hermano Pierce y yo estamos buscándolos.

-Entiendo. Pero lamento decirles que Mikáil se marchó de este pueblo hace ya un mes.

-Te esperaré afuera- Le dijo Pierce con su típica mirada fría como la noche.

-¿No hay forma de encontrarlo? –Le preguntó Noah. Mikáil era la única pista que tenían sobre sus padres. No podía dejarlo ir tan fácilmente.

-Dame un minuto. Te averiguaré.

El camarero se fue a una de las mesas y saludó a tres ancianos que se encontraban sentados en ella. Luego se volteó y miro a Noah, levantó su mano haciendo un gesto para que se acerque.

Noah se acercó a la mesa y los saludó con un leve gesto en su rostro.

-Siéntate muchacho-Le dijo uno de los ancianos. El camarero se retiró de la mesa para seguir con su trabajo-. ¿Buscas a Mikáil?

-Así es. ¿Ustedes saben dónde está?

-Creemos que se encuentra en el pueblo próximo a este. Déjame hablar mañana con el intendente del pueblo. Estoy seguro que él sabe más que nosotros. Descansen ahora, diríjanse al hotel que está siguiendo esta calle dos cuadras más. Se llama “Yleme Hotel”. Digan en la recepción que van de parte de José, que por cierto soy yo-Le sonrió y continuó-Mañana por la tarde regresa y te diré lo que hablé.

-Muy bien entonces hasta mañana-Saludó a los ancianos y se retiró.

Subió al auto donde lo esperaba su hermano.

-Mañana tendrán la información. Uno de los ancianos hablará con el intendente del pueblo. Dijo que vayamos al hotel de aquí a dos cuadras y descansemos hasta mañana por la tarde.

Pierce no respondió nada y puso en marcha el auto. Condujo las dos cuadras y estacionó frente al hotel. Se bajaron junto con el bolso y entraron. Era pequeño y no muy moderno. Tampoco estaba en las mejores condiciones pero serviría para descansar por una noche.

Hablaron con la mujer de la recepción y al nombrarles a José les dio un descuento del cincuenta por ciento en el que ellos no aceptaron. Subieron las escaleras hacia el primer piso y abrieron la habitación número seis. Dos habitaciones, un baño y un pequeño living. Al menos Noah podrá descansar ya que no pudo hacerlo la noche anterior debido a que Pierce se encontraba en el hospital. Noah se acostó sin quitarse la ropa y se quedó dormido en un segundo.

Pierce, en cambio se quedó sentado en el living, pensando durante unos largos minutos. Luego se fue a su habitación y se recostó.

La lluvia cesó y el sol se asomó acompañado de un hermoso arcoíris. Los pájaros cantaban y algunas personas ya se encontraban caminando por la calle.

Cerca de la una de la tarde Noah despierta y ve a Pierce sentado en el living.

-Al fin te despiertas Noah.

-No había dormido en más de veinticuatro horas. Aunque dormí más de la cuenta-Le dijo sonriendo.

-Vayamos a comer algo por ahí y luego al bar. No tenemos mucho tiempo que perder.

Pierce agarró el bolso y bajo junto con Noah. Le pagaron a la señora de la recepción y se retiraron. Fueron a un pequeño restaurante que se encontraba a una cuadra del bar y almorzaron. Ya eran las cuatro de la tarde.

-Vayamos a ver si ya se encuentra el anciano-Dijo Noah a su hermano.

Salieron del restaurante, caminaron la cuadra y llegaron al bar.

-Te esperaré afuera-Le dijo Pierce.

Noah entró y vio a los tres ancianos sentados en la misma mesa.

-Aquí estoy otra vez-Dijo Noah.

-Hablé con el intendente y dijo lo que temíamos. Se encuentra en el pueblo próximo.

-El pueblo maldito-Dijo otro anciano con una voz ronca.

-¿El pueblo maldito? –Preguntó Noah desesentendido.

-Muchacho-Continuó diciendo-. Le llaman el pueblo maldito porque todo hombre, mujer y niño que fue allí jamás regresó ni se escuchó más hablar de ellos. No te dirijas ahí, o no volverás nunca-Le advirtió el anciano de la voz ronca.

-No me queda otra opción. Tendré que ir y encontrarlo.

-Debes tener buenas razones como para querer ir. Déjame indicarte el camino. Sal de este pueblo y dirígete a la ruta, tan solo debes doblar hacia la derecha, en dirección contraria a la costa. El pueblo está a unos cien quilómetros de aquí. Si entras y sobrevives nos gustaría que vengas a nuestro bar y nos cuentes tu historia.

-Lo haré.

Noah se retiró y se subió nuevamente al auto donde lo esperaba su hermano.

-Está en el pueblo próximo. Me advirtieron de que aquel sitio esta maldito y que…

-No me interesa-Le interrumpió-.No me interesa si está maldito o no. Debemos encontrar a Mikáil. Es lo único que me importa.

 

Capítulo 2

El pueblo maldito.

Pierce puso en marcha el auto y volvieron atrás.

Salieron a la ruta y siguieron los pasos indicados por el anciano hasta que llegaron a la entrada del pueblo. No tenía nombres ni carteles de bienvenida.

-Llegamos-Habló Pierce luego de unas cuantas horas-. Veamos con qué nos encontramos…

Se metieron en el camino de tierra pero se hacía cada vez más irregular. Hasta que ya no podían continuar con el auto.

-Debemos seguir a pié-Dijo Pierce cuando dejó el auto estacionado en un costado.

-Agarremos el bolso y continuemos. Cuando antes lleguemos mejor, no veo las horas de encontrarme con ese sujeto y nos diga lo que necesitamos.

-Lo sabremos una vez que estemos allí… -Con una voz sobria y su típica mirada fría agarró el bolso y continuó –Estate preparado para lo que sea. Tal vez quieran matarnos, no es la primera vez que lo intentan.

-Lo sé-Noah en cambio en sus ojos, de color café como los de su hermano, mostraba una mezcla entre preocupación y esperanzas-Espero que encontremos lo que hemos venido a buscar.

La gigantesca luna es la única que iluminaba su camino. No saben el porqué pero se sienten más seguros por la noche.

Caminaron durante casi una hora. Hasta que visualizaron la primer casa cerca del camino. Era precaria y a simple vista parece estar abandonada. No había señales de alguna luz prendida. A través de una ventana abierta cuyas cortinas bailan al compás del viento podía verse nada más que la oscuridad.

Saltan la pequeña cerca de madera y se acercan hasta la puerta que no se encuentra cerrada sino que arrimada.

-¿Hay alguien? –Pregunta Noah luego de aplaudir con sus manos pero nadie contesta.

Pierce coloca el bolso en el suelo, lo abre y saca un bate de beisbol de aluminio y dos linternas de la cual una se la da a su hermano.

-Entremos-Dijo luego de cerrar y agarrar nuevamente su bolso-.Cuídame la espalda. Tengo el presentimiento de que algo malo sucedió aquí.

Abrieron lentamente la puerta y ésta crujió como si le molestara que la moviesen. Todo está completamente oscuro. El living se encuentra completamente desordenado. Un viejo sillón tirado en el suelo y una mesa de madera antigua destruida.

La cocina insulsa al parecer tiene las cosas en su lugar. Unas escaleras cuya baranda está quebrada asoma desde el fondo del living.

-Subamos-Le susurró Pierce a Noah que afirmó con la cabeza.

Suben lentamente y por cada paso que dan la madera parece quejarse. Al subir visualizan un angosto pasillo y dos puertas enfrentadas. El suelo se encuentra marcado, como arañado. Noah toca el hombro de Pierce y le indica que vayan primero por la puerta de la derecha. Pierce toma la manija de la misma y la gira lentamente. Abre la puerta y es simplemente un baño común y corriente. No hay nada fuera de lo normal. Vuelven y ahora coloca la mano sobre la puerta de enfrente que se encuentra arrimada. La abre suavemente y para la sorpresa de ambos ven a una mujer sobre la cama completamente descuartizada.

Noah con un rostro de desagrado coloca su mano izquierda sobre su nariz. El olor era completamente asqueroso.

-Tiene bastantes días de muerta-.Dijo Pierce y cerró los ojos del cadáver-Larguémonos de aquí, vayamos a buscar respuestas al centro del pueblo. No nos separemos por nada. Debemos…

Un ruido seco que provino del living lo interrumpe. Ambos se observan, apagan las linternas y bajan lentamente. Casi no podían ver nada con la luz de la noche pero estaba lo suficientemente iluminado como para poder caminar.

Se asoman sigilosamente y se asoman para ver quién está. Para su sorpresa solo era un florero que se cayó por el viento.

-Vámonos Noah, no tenemos tiempo que perder.

Salieron de la casa y continuaron por el camino. Sin decir una sola palabra. Ambos estaban pensando en lo que había en esa casa. Intentando darse una explicación que ninguno de los dos tenía.

A lo lejos podían ver unas cuantas casas a los costados del camino. Ya están a tan solo unos minutos de ahí.

La cálida noche los acompaña en su viaje. Una leve brisa acaricia el rostro de ambos.

Al llegar notan que todo se encuentra oscuro, apagado. Parece un pueblo abandonado.

Todas las casas se encuentran cerradas. Nadie responde a los llamados. Aquel pueblo está completamente muerto.

Caminaron durante largos minutos hasta que el camino se abrió en dos rodeando a una plaza que anuncia el centro del pueblo.

-Bueno aquí es donde teníamos que llegar-Dijo Noah-. Pero no encontraremos nada.

-Vayamos allí- Dijo señalando a una estatua que se encuentra en el centro de la plaza.

Ambos fueron hasta allá y vieron que no era una estatua sino que un hombre asesinado atado a un largo poste de madera.

-¿Qué sucedió en este lugar?-Se pregunto Pierce pero ninguno de los dos tiene la respuesta.

-¡Mueran! –Gritó un hombre que se encontraba detrás de ellos con un rastrillo de hierro en sus manos.

Pierce se da vuelta rápidamente y esquiva el ataque y lo golpea fuertemente con su bate en el rostro dejándolo inconsciente.

Otro hombre se acerca a atacarlos con un palo y le pega en las costillas a Noah haciendo éste un gesto de dolor. Luego de una piña tira al hombre al suelo y lo sujeta fuertemente.

-¿Por qué nos atacan? –Le preguntó Noah.

El hombre con la boca llena de sangre por el golpe sonrió y le dijo –Los impuros deben morir- Y se desmayó.

En ese momento Pierce toca a Noah por el hombro y le hace un gesto para que vea a su alrededor.

Se encuentran completamente rodeados por la gente del pueblo. Algunos con antorchas, otros con palos y rastrillos.

La gente comenzó a acercarse más. Con gran gesto de odio les gritaban, los insultaban, los amenazaban de muerte. Corrieron hacia ellos buscando su muerte.

Noah mete su mano dentro de su campera negra de cuero, saca un revolver y mata a uno de los hombres de un solo disparo haciéndolo volar hacia atrás. Esto hizo que todos se detengan y un gran silencio invadió al pueblo.

-¡Si se acercan serán asesinados uno por uno! –Gritó Pierce-. ¡No sabemos qué es lo que sucede en este pueblo y tampoco nos interesa! –Continuó- ¡Solo estamos buscando a un hombre llamado Mikáil!

Una mujer dio un paso adelante y les gritó – ¡No permitiremos que vuelvan a manchar de sangre a nuestro pueblo!

Todos gritaron al mismo tiempo dándole la razón a la mujer. Y avanzaron nuevamente hacia los dos hermanos.

-¡Ahí vienen! –Dijo Pierce que del bolso sacó una escopeta recortada- Prepárate Noah, esto va a ser muy divertido… -Dijo con una sonrisa arrogante.

Noah puso su espalda contra la de su hermano y comenzaron a disparar. Los pueblerinos comenzaron a caer al suelo de a montones.

El revólver se quedó sin balas y uno de los hombres saltó sobre Noah pero él lo empujó haciéndolo volar varios metros hacia atrás. Volvió a meter la mano entre su campera y de su cintura agarró un cuchillo y mató a los primeros hombres y mujeres que se le acercaban.

Pierce en cambio comenzó a atacar con su bate de aluminio pero se encontraban completamente rodeados y casi sin esperanzas.

-¡¡¡¡ALTOOOOOOO!!!! –Gritó fuertemente un hombre y todos se detuvieron.

Retrocedieron unos pasos y dejaron pasar a un hombre robusto. Se encontraba sin remera y con un viejo pantalón de jean azul. Tanto su rostro como todo su cuerpo se encuentra lleno de cicatrices. Su tez negra como la noche y sus ojos aún más oscuros.

-¿A qué vinieron a este pueblo? Deben de tener una muy buena razón como para haber llegado hasta aquí –Dijo con una voz sumamente grave.

-Ya lo dijimos, buscamos a un hombre llamado Mikáil –Le contestó Noah agitado por la lucha.

-¿Y qué es lo que necesitan de ese hombre? –Le preguntó acercándose a él y observándolo con una mirada oscura.

-Tenemos que hacerle algunas preguntas –Le volvió a responder Noah sin dejarse intimidar por la misteriosa mirada.

-¿Qué necesitan saber? Yo se lo haré llegar…

-Creemos que nuestros padres pasaron por aquí y que él tuvo contacto con ellos. Sus nombres son Dafrosía y Jador.

Los pueblerinos se miraron sorprendidos y comenzaron a susurrase entre ellos.

-¡Cállense! –Gritó el hombre cuyo cuerpo se encuentra repleto de cicatrices-¿Sus padres? Que interesante… Acompáñenme por favor…

Pierce tomó su bolso y junto con Noah lo siguieron. Las personas se abrieron paso y los dejaron libres. Entraron a un viejo bar y el hombre prendió algunas velas. La gente del pueblo los observa desde afuera.

-Sus padres trajeron una maldición a este pueblo… - Abrió una vieja botella de whisky y sirvió en tres vasos brindándole uno a cada uno de ellos. Luego bebió un sorbo y continuó –Teníamos una vida normal. Éramos un pueblo alejado de todo. No teníamos contacto con nadie. Pero estábamos tranquilos… En paz- Volvió a beber otro sorbo de su vaso y lo apoyó sobre la barra-. Nosotros nos conocemos todos y al llegar ellos supimos que no eran de aquí. Fue entonces que me acerqué y les ofrecí hospedaje. Aceptaron cordialmente pero desde esa noche comenzaron a haber constantes muertes. Hombres, mujeres y hasta niños desgarrados. Algunas personas desaparecieron. Esto siempre ocurría por las noches. Fue tanto el temor del pueblo que cuando el sol se ocultaba todos se encerraban en sus casas, cerraban todo y apagaban todas las luces. Pero las muertes continuaban. Se escuchaban gritos descomunales. Este pueblo estaba maldito. Dafrosía y Jador se marcharon en la séptima noche y se llevaron la maldición junto con ellos. Hace semanas que no sucede nada aquí pero el miedo volvió locos a todo este pueblo. Muchas personas inocentes que vinieron aquí fueron asesinadas y atadas en un poste de madera como el que vieron en la plaza. De esa manera los demonios no volverán. Este pueblo no se da el lujo de arriesgar con nuevos visitantes-Los observó amenazante con sus negros ojos. Luego bebió de su vaso hasta acabarlo. Se paró y fue en busca de otra botella-No deberían estar aquí-Se volteó dándole la espalda a los dos-“Small Town”… -Se cayó por unos segundos y continuó casi susurrando-Todo sucederá ahí…

-¿Qué sucederá? –Le preguntó Noah desentendido.

-Ya les dije todo lo que sé. ¡Ahora lárguense! –Levantó la voz y a la vez se le oía como arrepentido de algo. Deprimido tal vez…

-Creo que escuchamos suficiente Noah.

Pierce se paró y se marchó junto con Noah. Los hombres aun estaban afuera observando.

Abrieron la puerta principal y atravesaron a la muchedumbre que los observaban con odio. Susurraban y apretaban con fuerza sus puños. Podía verse la perdición en los ojos de aquellos hombres.

Una vez que se alejaron apenas unos metros de ellos salió Mikáil del bar. Su apariencia tenía peor aspecto que antes. Sus ojos intrigantes eran aún más oscuros.

-Ahora-Le dijo en el oído a uno de los hombres que se encontraba su lado.

-¡Mátenlos! –Gritó aquel hombre y corrió junto con todos hacia ellos.

Noah y Pierce voltearon y observaron como todos corrían hacia ellos desesperados. La sed de sangre era descomunal.

-¡Corre! –Gritó Pierce cuando empujó a su hermano para que reaccione. Luego bajó su bolso y lo abrió sacando la escopeta del mismo y rápidamente volvió a colocarse el bolso en su espalda y corrió junto con Noah.

Algunos hombres los esperaban adelante parados uno al lado del otro. Eran seis.

Corrieron a su encuentro y Pierce voló a dos de un escopetazo. Noah empujó a uno haciéndolo caer al suelo pero otros dos se le tiraron encima. Dispara nuevamente con su escopeta y mata a uno más. Atrás tan solo estaban a menos de cien metros.

Noah se quita a uno de encima y Pierce le pega en la nuca con la culata de su arma al otro. Continúan corriendo pero uno de los hombres que los corría de atrás se tira encima de Noah y se aferra fuertemente.

-Eres mío-Le dijo el hombre sonriendo mientras se agarraba con su brazo izquierda de su cuello y con su mano derecha le clavó tres puñaladas en el abdomen.

Noah cae arrodillado y Pierce rápidamente le dispara al hombre volándole la cabeza. Luego ayuda a levantarse a Noah.

-¡Vamos corre!-Le gritó. Su cuerpo se encontraba lleno de adrenalina-Estaré detrás de ti-Le dijo cuando le tiró las llaves del auto. Noah las agarró y continuó corriendo lo más rápido posible aunque su herida quería impedírselo.

Pierce abrió el bolso y sacó una pistola y su bate. Comenzó a dispararle escopetazos a los primeros en llegar. Una vez que se quedó sin balas la arrojó al suelo con su pistola fue matándolos de a uno. Luego agarró el bolso y el bate y corrió atrás de Noah.

-No llegaremos de esta manera-Dijo al ver que Noah no podía correr con facilidad y ya los estaban alcanzando. Aunque el auto se encontraba cerca no llegarían para escapar-¡Noah tu cargador de pistola! –Le gritó. Noah se dio vuelta y se lo arrojó-¡Tendrás que manejar! –Le gritó. Ahora volvió a colocarse frente a la muchedumbre y empezó a matar a uno tras otro. Aunque por cada uno que caía dos más aparecían detrás. Hasta que ya no tenía más balas y con su bate comenzó a golpearlos. Escuchó al motor del Camaro rugir y luego observó las luces blancas del auto que se acercaban hacia él. Continuó defendiéndose aunque uno de los hombres le pegó un palazo en el brazo haciendo que suelte el bate. Pierce, lleno de ira, lo empujó y lo hizo volar algunos metros por el aire. Completamente descontrolado comenzó a atacar con sus puños a todos aquellos que se le acercaban hasta que Mikáil se colocó frente a él. Pierce le golpeó en el rostro pero no lo tiró como al resto de los hombres, ni siquiera lo movió. Fue como si nunca lo hubiese tocado. Mikáil sonriendo lo observa y lo empuja y ahora, quien voló metros hacia atrás era Pierce. Sorprendido observa como de un salto cae sobre él y lo sujeta del cuello con gran fuerza impidiendo que pueda respirar. Un balazo atraviesa el hombro derecho de Mikáil y Pierce aprovecha para sacárselo de encima. Se levanta y ve a Noah parado junto al auto con su arma en la mano.

-¡Vamos Pierce sube yo te cubro! –Le gritó mientras le disparaba a los hombres restantes. Aunque un solo cargador no alcanzaría.

Pierce se subió en el asiento del conductor y Noah fue del otro lado. Arrancó rápidamente y lograron escapar.

-Eso estuvo demasiado cerca-Dijo Pierce agitadamente-Estuvimos al borde de la muerte.

-Yo estaré muerto si no me llevas rápido a un hospital-Le dijo Noah completamente lleno de dolor. Se levantó la remera y observó las tres profundas puñaladas en la parte derecha del abdomen-Me voy a desangrar…

Pierce se agarra la frente al ver la herida y acelera aún más aunque el camino no los ayudaba.

-Resiste… Volveremos a Escipion.

Salieron a la ruta y llevó al auto a su máxima velocidad.

Noah, ya luego de perder tanta sangre se desmayó. La redonda luna observaba cómo se iba muriendo lentamente.

-¡Aguanta un poco más! –Gritó Pierce tal vez con un poco de culpa.

Luego de un poco más de dos horas llegaron al pueblo pero no había nadie en la calle. Pierce estaciona en la primera casa que encuentra y se baja del auto. Toca apresuradamente la puerta una y otra vez hasta que sale un hombre en pijama.

-¿Qué sucede? –Le preguntó un poco dormido.

-¡Necesito ir al hospital ahora!-Dijo desesperado-¡Sino mi hermano morirá!

-¡Aquí no tenemos hospital!-El hombre abrió los ojos enormemente luego de escuchar esas palabras-Pero sigue esta calle cinco cuadras y luego dobla tres. En la esquina verás una salita donde atienden algunos doctores. Es lo único que tenemos.

Pierce corrió hacia el auto sin decir nada y llevó a Noah hasta la salita. Entró cargando a su hermano y los médicos al verlo lo colocaron rápidamente en una camilla.

-¡Tiene tres apuñaladas en el abdomen!-Le dijo antes de que le pregunte algo.

La doctora le levantó la remera y lo observó.

-¿Estás seguro de lo que me estás diciendo? –Le preguntó desentendida-¿Esta sangre no es de alguien más?

Pierce se acercó a observar y vio que no tenía ninguna herida.

-No puede ser-Dijo mientras se tomaba la frente con su mano derecha-Estoy seguro de que estaba herido.

En ese entonces Noah despierta y se toca el abdomen. Al ver que no tiene nada lo mira a Pierce.

-¿Hace cuanto que estoy dormido? –Le pregunta.

-Tres horas como máximo-Le dice desentendido.

Noah esperaba que le responda días, semanas, no lo sabe. ¿Horas? ¿Cómo es posible?

-Debemos irnos… ¡Ahora! –Le dijo Pierce.

-Lo siento pero no puedo dejarlos ir sin saber a quién le pertenece esta sangre-Dijo la doctora-Tengo que llamar a la policía.

-Lo siento pero no es momento para esto-Le dijo Noah. Se levantó y salieron rápidamente de la salita. Se subieron al auto y regresaron a la ruta.

-¿Ahora a donde vamos?-Le preguntó Noah.

-Mikáil dijo que todo sucederá en Small Town. Volveremos ahí.

-¿Y crees que será verdad?-Noah no creyó ni una sola palabra de las que salieron de la boca de Mikáil.

-No lo sé, pero lo averiguaremos…

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